El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) ha sabido, a través de una respuesta parlamentaria, que fue el Gobierno autonómico de Castilla y León quien eludió estudiar el impacto que tendría la mina de Retortillo (Salamanca) sobre tierras portuguesas, sin realizar estudio radiológico alguno.

 

El Gobierno español ha reconocido en una respuesta parlamentaria que ha sido el Gobierno autonómico de Castilla y León (CyL) el que omitió realizar estudios de impacto ambiental transfronterizos, sin contar con la asesoría del Consejo de Seguridad Nuclear y, por tanto, sin realizar estudio radiológico alguno.

Este hecho es grave por varios motivos. En primer lugar porque la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) realizada por CyL es escandalosa por minusvalorar los impactos que la mina y la fábrica de concentrados de uranio tendrían sobre el medio ambiente y las personas. En particular, permite la instalación de una enorme cinta transportadora de mineral sobre el río Yeltes, que aporta sus aguas al río Duero, no realiza una buena clasificación de los residuos radiactivos y no contempla el peligro que supone la dispersión de polvo radiactivo y de radón en el medio ambiente. 

En segundo lugar, la decisión de que no hacía falta contactar con Portugal debería haberse tomado al más alto nivel del Estado español y no por un gobierno autonómico que no tiene competencia alguna en relaciones internacionales.

Y en tercer lugar, esta decisión debería haberse tomado tras la realización de un estudio radiológico que excluyera toda posibilidad de que la contaminación radiactiva alcanzara las tierras portuguesas. Este estudio debería haber corrido a cargo del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) español, que es la máxima autoridad en seguridad nuclear y protección radiológica en España. Sin embargo, el Gobierno de Castilla y León no consultó al CSN para excluir el impacto transfronterizo, aceptando de forma inexplicable que dicho impacto no existía.

Para el MIA resulta obvio que ese impacto existe puesto que el polvo desprendido en las actividades de minería y los vertidos que se produzcan por el lavado de mineral van a alcanzar el río Yeltes y van a llegar finalmente al río Duero, que baña tierras portuguesas y que pasa por zonas de gran riqueza vinícola, como los vinos Dao o los vinos do Porto. Asimismo, el polvo que salga de la mina podrá alcanzar también Portugal, dependiendo de la fuerza y dirección del viento

Por todo ello, resulta inaceptable que el Gobierno portugués no haya sido consultado antes de poner en marcha el proceso de licenciamiento de la mina, así como que el Gobierno español mantenga este proyecto insensato. Lo ocurrido en Retortillo se asemeja a lo que pasó con el cementerio nuclear (Almacén Temporal Individual, ATI) de la central nuclear de Almaraz, que se puso en marcha también sin consultar al Gobierno portugués. Esta consulta se produjo a posteriori, suprimiendo la posibilidad de que este gobierno hiciera sugerencias y alegaciones para el estudio de impacto ambiental.

Comunicado del Movimiento Ibérico Antinuclear

Puedes seguir las noticias del grupo de Ecología de Acción en Red a través de twitter @EcologiaNrd y en nuestra página de Facebook EcologíaNrd