La separación entre la inmigración económica y el asilo o protección internacional subsidiaria es realmente fina. Una parte importante de los inmigrantes llegan huyendo de situaciones de pobreza y hambrunas, falta de oportunidades, represiones diversas, guerras, discriminación y violencia de género, deterioro medioambiental… Estas son razones poderosas para contemplar la migración y el asilo como necesidades y derechos humanos, recogidos en el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.
GREEN BORDER La guerra oculta de Europa
Crítica de la película GREEN BORDER La guerra oculta de Europa
Rafael Arias Carrión Miembro de Acción en Red.
1. Antecedentes
Las imágenes cinematográficas sobre los migrantes en los últimos treinta años han variado aunque la dureza de su contenido, esencialmente, se ha mantenido. En Lamerica (Gianni Amelio, 1994), los migrantes albaneses, tras la caída del comunismo y la entrada de un salvaje capitalismo que, como una motosierra, cercenó a una parte de la sociedad y la obligó a huir, vislumbraban su esperanza en la cercana Italia. Migrantes albaneses se embarcaban apretados unos contra otros, abarrotados y hacinados pero esperanzados(1). El futuro no era ideal, pero la frontera estaba abierta. En 2002, el director británico Michael Winterbottom filmaba, cámara en mano, In This World, la odisea de dos jóvenes afganos que huyen de un país bombardeado por los Estados Unidos, en respuesta a los atentados del 11S, y que ocuparon durante 20 años para finalmente permitir a los talibanes, los mismos que gobernaban en 2002, regresar al poder, con las brutales consecuencias sobre las mujeres que ya sabíamos. Estos chicos de la película tienen como deseo llegar a Gran Bretaña y la cámara del director los acompañará, encontrando odio, cariño, comprensión y redes de ayuda a partes iguales en su travesía. El futuro no era ideal, las fronteras europeas ya no estaban abiertas, pero los agujeros para entrar eran evidentes. Las mafias ocuparon un nicho e hicieron su negocio. En 2023, la directora polaca Agnieszka Holland documentó la crisis fronteriza de 2021 entre Bielorrusia y la Unión Europea. Resumiendo, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994, utilizó a los migrantes como respuesta ante las sanciones impuestas por la UE, que no reconoció su victoria en las elecciones de 2020. Bielorrusia promovió la entrada de migrantes por Polonia, compañías aéreas del país y de otros cercanos atraían emigrantes de otros países (principalmente procedentes de Siria y Afganistán) quienes, tras pagar precios de lujo, los colocaban frente a concertinas y los hacían pasar al otro lado. Ya no estaban en Bielorrusia, ya estaban en Polonia, en la UE, frente a un inmenso bosque verde por donde es difícil orientarse.
2. La película
Hay películas necesarias y urgentes (como lo fueron las citadas Lamerica e In This World). Green Border lo es y su veterana directora Agnieszka Holland (nacida en 1948) ha demostrado una inusual capacidad para adentrarnos en lo que significa ese estado de tránsito entre países, ese vivir atemorizados, estemos en Polonia o en Bielorrusia. Para ello su directora ha utilizado un blanco y negro, que imprime a las imágenes una textura rugosa que lo acerca al documento. Pero también esa elección del blanco y negro contiene ecos del pretérito. Estoy seguro que la directora pensó en el pasado polaco durante la Segunda Guerra Mundial, y los campos de exterminio y la ocupación del país por los nazis durante dicha guerra. Los recuerdos de la misma, muchas veces provenientes de documentales, ficciones y fotografías, son en blanco y negro. Hay algo más allá de lo estético en la elección de la directora por el blanco y negro, está el interés de poner el foco en algo muy concreto. De esta forma la película es franca y directa, cristalina en su retrato y transparente en sus elecciones formales. Alejándose de las cámaras en mano, los desenfoques y un paisaje sonoro ensordecedor, Green Border es claridad conceptual. Los planos son precisos, lo que se ve y lo que no se ve no deja lugar a la duda, el ritmo, impreciso a veces, viene marcado por los capítulos en que se divide la película que llevan título propio.
Esos capítulos que dividen la película contiene los diversos espejos donde mirar(nos). Emigrantes, ejército, activistas humanitarios, son las tres caras que nos ofrece su directora. Su análisis es devastador. Green Border muestra sin tapujos lo que es “estar” en el mundo sin derechos de ningún tipo. La familia siria, compuesta por seis miembros entre adultos y niños, con familia en Suecia (es decir, con un destino claro) y la profesora afgana, con derecho a pedir asilo en Polonia, que son a quienes su directora nos acerca, sufren literalmente en sus carnes el desprecio más absoluto de unos militares (tanto bielorrusos, que maltratan, se mofan y llegan a cobrar 50 euros por una botella de agua; y los polacos que utilizan a los migrantes como sacos de boxeo, sin miramientos de ningún tipo, ni edad, ni sexo…). Y el problema de las “devoluciones en caliente”: más allá de saltarse las leyes comunitarias son el germen de la deshumanización de los encargados de hacerlo. Tal como aparecía en una magnífica película La cuestión humana, las palabras importan y cuando las neutralizamos, deshumanizamos a quienes nos dirigimos. Si los nazis hablaban de piezas o de cargas para referirse a quienes iban en camiones o trenes camino de los campos de exterminio, los soldados polacos no hablan de seres humanos o de personas para referirse a quienes traspasan una frontera en precario estado, los citan como piezas. Dejan de ser seres humanos, son piezas y podemos maltratarlas; al fin y al cabo, una pieza no sufre, no padece, la podemos zarandear, amenazar, golpear… Ese acento lo marca la directora de su país, Polonia, que en 2021, momento de los hechos mostrados, llevaba gobernada por la extrema derecha desde 2015.
Ante esos desmanes la sociedad civil, activistas de todo tipo, ven cercenadas su capacidad de ayuda, bajo el espejo con el que la clase militar los ve, considerados por estos como criminales por prestar primeros auxilios, alimento y refugio. Ayuda necesaria, pero siempre insuficiente. A veces pereciera que estuviéramos en una distopía, en un capítulo de la excepcional serie Black Mirror. Pero no, estamos ante un fehaciente retrato de la realidad actual, de los poderes políticos para deshumanizar a las personas migrantes, para invisibilizarlas, para insensibilizar a la policía de fronteras del abuso de los derechos de las personas como solicitantes de refugio y de asilo, de la utilización de dichas personas como peones de un juego político o como pelotas de ping-pong… Peones de primera, peones de tercera. Agnieszka Holland se pregunta si los migrantes que retrata su película son mejores o peores personas que los 2 millones de ucranios y ucranias que recibió Polonia con los brazos abiertos en 2022. ¿Somos iguales? Ya he escrito que Green Border es una película necesaria. Es cine doloroso e imprescindible, retrato imperecedero de una frontera y de todas las fronteras. ¿Es exportable el drama de Green Border en 2021 a la inmigración en la frontera española en Ceuta y Marruecos, como lo sucedido en 2021 o los incidentes en la valla de Melilla que causaron la muerte de 23 inmigrantes y dos policías en 2022?
3. La directora y las amenazas de la extrema derecha
A raíz del estreno de Green Border en Polonia, el gobierno de extrema derecha planificó una estrategia de acusaciones y exacerbación del odio contra la directora en plena campaña electoral, que puso en peligro la seguridad de la directora. En una excelente entrevista en el diario Público lo narra: “Ellos decidieron usar esa película y mi persona para movilizar a los votantes de derecha, y volcaron todo su odio, así que esperaba ciertas reacciones, una guerra abierta, pero no hasta el extremo de tener que ir con escolta de seguridad en mi país. Esperaba a los medios de comunicación atacándome, pero no esperaba que el presidente del país, el primer ministro, el secretario del partido gobernante y los antiguos ministros de Justicia y de Exteriores del partido gobernante lo hicieran”.
4. Zona de interés
En su estremecedora película La zona de interés el director británico Jonathan Glazer puso el acento en dónde miramos, en cual es nuestra zona de interés. En la película vemos como vive una familia nazi pegada al muro del campo de exterminio de Auschwitz, cómo ese muro les oculta la visión de lo que hay, pero también cómo los sonidos, alarmas, gritos, disparos, no asustan a dicha familia y lo único que les incomoda es ver cenizas en el río en el que se bañan. Si como espectadores no nos incomoda dicha situación, nos ubicamos en el desenfoque de la zona de interés. El público que ha visto, y que verá Green Border, ha asistido a la inclemencia de la zona de interés. Hay que mirar allí y no desviar la mirada.
(1) Una imagen idéntica a la del buque mercante Stanbrook, que llevó a cabo la última evacuación de refugiados republicanos del puerto de Alicante el 28 de marzo de 1939.
La vivienda y sus problemas
Francisco Castejón. Miembro de Acción en Red Madrid
EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Tenemos un problema grave con la vivienda en nuestro país. El acceso a una vivienda es clave para tener una vida digna, y así lo reconoce la Constitución, y la dificultad para acceder a una vivienda tiene impactos importantes sobre las vidas de una gran parte de la población. No es casualidad que los jóvenes españoles tarden más que la media europea en independizarse (empiezan a vivir por cuenta propia con más de 30 años, frente a la media de 26,4 años en la UE). Asimismo, el alto precio de la vivienda no es ajeno al hecho de que el índice de la natalidad sea tan bajo en nuestro país, dada la dificultad para forjar proyectos de vida. Además, qué duda cabe de que la calidad de la vivienda a la que se accede y su ubicación está relacionada con la calidad de vida: hay que considerar el acceso a servicios cercanos y la necesidad de invertir grandes tiempos en los desplazamientos, la orientación y la luz natural de que se disfruta, los espacios disponibles y la comodidad, el aislamiento de las ventanas y paredes y el comportamiento energético, el ascensor, la calefacción, … Llama la atención que en mucho tiempo no se haya resuelto un asunto tan importante, ni siquiera, cuando han accedido al gobierno partidos de izquierda. Por el contrario, la evolución de este problema se ha dejado durante largos años al albur de las dinámicas económicas y las medidas legales y fiscales que se han tomado han contribuido a traernos al punto en el que estamos. Las políticas adoptadas hasta la fecha, incluidas las leyes del suelo y las reformas fiscales que desgravan notablemente la compra, han fomentado la idiosincrasia española en que se prefiere tener en propiedad la vivienda que se habita, en lugar de alquilarla. Por otra parte, la vivienda se considera un bien refugio para invertir los ahorros de forma segura. No es extraño que muchas capas de la población, no necesariamente ricas, posean segundas viviendas como fruto del ahorro familiar.
La escasez de vivienda no es homogénea en el territorio y es más grave en las zonas en que hay mayor demanda por la alta actividad económica o turística. El problema se agrava cuando una parte no desdeñable de las viviendas se dedican al alquiler turístico, por ser este mucho más rentable que el alquiler a largo plazo para uso habitual. En 2023, los alquileres turísticos han aumentado un 15% llegando a un total de 315.238 en España. En el distrito Centro de Madrid, por ejemplo, de los 16.000 pisos que se ofrecen en alquiler, 12.000 se dedican al alquiler turístico. Esto hace que el número de viviendas ofrecidas en alquiler para vivienda habitual sea menor, pero además provoca un alza de los precios del alquiler: estos se han duplicado en los últimos 10 años.
Por estos resultados se ha dado en calificar estas zonas como tensionadas: aquellas en que existe una gran demanda de vivienda bien por una actividad económica que genera más puestos de trabajo y, por tanto, más necesidades de alojamientos a largo plazo, bien por el acceso turístico. En estas zonas, la actuación del poder político es indispensable y urgente para controlar los precios. Existe un problema adicional y es que las competencias en vivienda y urbanismo están compartidas entre ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno central. Los ayuntamientos pueden planificar y emitir Ordenanzas Municipales, las autonomías poseen las competencias en urbanismo. El Gobierno Central puede emitir leyes, pero sin invadir esas competencias.
VIVIENDAS DISPONIBLES: EL MERCADO FUNCIONA
Pero, ¿es que faltan viviendas?, ¿no era que a mediados de la década de los dos mil se había enladrillado el territorio de nuestro país? Lo cierto es que según el INE existen en España más de 3,8 millones de viviendas que no están habitadas a tiempo completo, el 14,4% del total del parque. De ellas, 2,5 millones son segundas viviendas utilizadas con más o menos frecuencia por sus propietarios, a menudo para fines vacacionales. Esto nos deja más de 1,3 millones de viviendas desocupadas. Estos datos se obtienen de forma objetiva a través del consumo de electricidad y no tienen en cuenta, lógicamente, las intenciones de los propietarios, ni si estos son pequeños propietarios, grandes tenedores o fondos de inversiones. De estas viviendas semiocupadas, casi el 30% están en localidades de más de 50.000 habitantes y solo el 11% están en localidades grandes, de más de 250.000 habitantes, que es donde hoy más se necesitan. La alta demanda no es capaz de motivar a los propietarios para sacar esas viviendas al mercado. En parte porque la vivienda es, como ya se ha dicho, un bien donde la gente invierte sus ahorros que no pierde valor con el tiempo, sino que normalmente se revaloriza más que el ahorro monetario. Y porque los gastos que implica mantener la vivienda cerrada son asumibles. No es ajeno a esta situación el problema del uso de este parque de vivienda de forma especulativa, esperando el alza de precios para ponerla a la venta o en alquiler.
A pesar de las numerosas campañas alarmistas, la supuesta amenaza de la ocupación ilegal tampoco es capaz de motivar a los propietarios para poner estas viviendas en circulación. Seguramente porque esta no es una amenaza importante, según muestran los datos. En 2022, se produjeron 16.726 denuncias en España, una por cada 1553 viviendas, un 20% menos que en 2021. Solo 2785 de estos casos llegaron a juicio oral. Cataluña se llevó la palma con el 41,9% del total estatal de denuncias.
Le siguen Andalucía, con el 15% de denuncias y la Comunidad Valenciana con el 12,1%. La Comunidad de Madrid, por su parte, se situó lejos de los registros de Cataluña al contabilizar el 9% del total nacional. En Navarra se ocuparon 119 viviendas en 2022, casi las mismas que en 2021, y son el 0,7% del total. De ellas solo 4 llegaron a juicio.
El mero aumento de la oferta, construyendo más viviendas sin otras medidas que lo acompañen no va a solucionar el problema y, además, va a tener un impacto ambiental directo sobre la ocupación del territorio y va suponer un consumo tambiéndirecto de materiales y energía para construir esos nuevos edificios. A esto que hay que añadir los indirectos, con el consumo de recursos para dotar de servicios a esos nuevos barrios. La nueva Ley del Suelo que quería poner en marcha el PSOE, y fue rechazada en el Parlamento, adolecía del problema de la reducción de garantías ambientales y administrativas que se exigen a los nuevos planes, con la supuesta finalidad de aumentar la oferta. Son necesarias medidas que acompañen ese aumento del parque de viviendas en el mercado.
LAS SOLUCIONES
Una primera idea, poco explorada, es actuar sobre las zonas tensionadas para reducir la demanda. Tal como muestra la estadística de viviendas ocupadas a tiempo parcial, el 70% están localizadas en poblaciones de menos de 50.000 habitantes, luego si la población se repartiera mejor, los problemas de escasez serían menores. Por un lado, es necesario actuar sobre la ordenación del territorio para distribuir las inversiones y la riqueza y evitar las acumulaciones de población en unos pocos lugares, manteniendo casi vacío el resto del suelo. Existe una dificultad evidente para llevar a cabo medidas de este tipo: la concentración de riqueza atrae más y favorece que algunas élites aumenten sus ganancias y su poder. No podemos olvidar cómo, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso acusaba al gobierno de coalición de atacar a Madrid, por el mero hecho de querer instalar algunas instituciones fuera del centro del estado. Sin embargo, no deberíamos renunciar a una mejor ordenación del territorio y a una distribución de la inversión y la riqueza y mostrar la injusticia de esta construcción radial del estado. Por otro lado, es necesaria una reflexión sobre el turismo y sus efectos. Es verdad que esta actividad genera el 13% del PIB español, pero también lo es que los beneficios que produce no están bien distribuidos, porque los empleos que genera son de baja calidad. Se precisan medidas para reducir la presión turística sobre ciertas zonas del territorio y potenciar los valores culturales y paisajísticos que otras zonas presentan. El turismo impacta severamente contra el centro histórico de las ciudades, reduciendo el atractivo que tienen, puesto que expulsa a sus habitantes y a las actividades ajenas al turismo. Al final, los centros históricos de las ciudades se convierten en parques temáticos pensados para turistas, sin habitantes de la ciudad que doten a estas zonas de personalidad propia.
Además de las actuaciones sobre las zonas más tensionadas, cuyo efecto se verá a largo plazo, es necesario que la vivienda disponible sea asequible a los habitantes de las ciudades. Debería tenerse como meta que no más del 30% de la renta se destine a la comprar o alquiler de una vivienda. Para ello son necesarias políticas urgentes.
En realidad, no hay más que ver las políticas que se realizan en otras ciudades para explorar soluciones a corto plazo. Viena se ha puesto, con justicia, como ejemplo de políticas a aplicar: existe un parque de 220.000 vivienda públicas de precio controlado, pertenecientes a la empresa municipal de vivienda; el 50% de las viviendas son de protección oficial o construidas por cooperativas; el 78% de la población vive en alquiler; y en cada nueva promoción de vivienda, sea pública o privada e independientemente de la localización de la edificación en la ciudad, se dedica el 25% de las viviendas a protección oficial.
La nueva ley de vivienda pactada en el ejecutivo precedente al 23J tiene aspectos positivos como la nueva definición de grandes tenedores o la limitación de precios en zonas tensionadas, pero tiene el problema fundamental de que depende de la colaboración de las Comunidades Autónomas, muchas de ellas en manos del PP, que se han negado a aplicar la ley.
Es necesario que el Estado tome cartas en el asunto y para ello debe convertirse en promotor de vivienda pública social, bien para la venta, bien para el alquiler. Para ello, además de construir, se deberían movilizar los activos de la SAREB para aumentar la oferta de vivienda pública. En España el parque público de vivienda solo alcanza el 2% del total, frente a la media europea del 9,3%.
También debería actuar sobre la fiscalidad para favorecer el alquiler frente a la compra. Sería necesario también gravar las viviendas vacías y forzar su puesta en el mercado, así como mejorar la fiscalidad del alquiler. Actuar sobre la demanda es un buen instrumento: limitar el uso de los pisos para actividades que no sean la residencia habitual, reduciendo el uso de pisos turísticos. La eliminación de las llamadas Golden Visas ha sido un paso positivo que, si bien no impacta fuertemente sobre el mercado, sí elimina una discriminación económica importante. Se podría también regular la compra-venta de viviendas para garantizar que se va a vivir en ellas y no se les va a dar otro uso, al menos en las zonas tensionadas. Como se ve, existen experiencias y estudios que nos permiten diseñar buenas políticas de vivienda que permitan el acceso de la mayor parte de la población. Además, tenemos un parque de viviendas extenso que nos permite tomar medidas urgentes. Pero es necesaria una voluntad política fuerte para enfrentarse a los poderosos intereses que ven en la vivienda un ventajoso negocio.
(Pendiente de publicar en Berrituz, nº 82)
Una República democrática de trabajadores de toda clase
Fernando Cerezal.
El 14 de abril de 1931, hace 93 años (y a 150 años de la I República), se inició el proyecto reformista de la II República española: “Una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia” (Artículo 1º de su Constitución). Fue un proyecto de transformación social y política frente al régimen oligárquico, clientelar y caciquil, basado en las instituciones militar y eclesiástica y sostenido por la Monarquía y la dictadura de Primo de Rivera (1923–1930).
El cambio de régimen fue pacífico, a pesar de los mitos generados por las fuerzas reaccionarias, preocupadas por las reformas democráticas y de progreso que se avanzaban: una Constitución democrática, la separación Iglesia–Estado (con libertad de cultos), derechos de matrimonio civil, divorcio y aborto, así como elecciones libres y el voto de las mujeres. Muy destacables fueron la Reforma Agraria, la expropiación de los latifundios sin cultivar, jornada de 8 horas y salario mínimo, así como importantes avances en la Educación y la Sanidad Públicas y en las ciencias, así como la importante reorganización del Ejército.
El abismo entre diversos mundos antagónicos –Iglesia y Estado, patrones y trabajadores, educación pública y religiosa, orden y progreso…– provocó enormes dificultades a la República, especialmente en el segundo bienio y como acoso y derribo en 1936; en un contexto europeo, además, en el que varias democracias sucumbieron ante los regímenes fascistas o autoritarios En esta última etapa “el dinero y el púlpito obraron milagros: el primero sirvió para financiar, entre otras cosas, una influyente red de prensa; desde el segundo, el clero se encargó de unir, más que nunca, la defensa de la religión con la del orden y la propiedad” (J. Casanova). El golpe de Estado, la guerra civil y la represión del régimen franquista supusieron un enorme retroceso a la sociedad española.
La reflexión sobre la II República, la guerra civil y el franquismo sigue teniendo validez a pesar de que hayan pasado 85 años de su eliminación por el golpe militar y la dictadura franquista finalizara en 1977. Hay varias razones importantes para esto: por un lado, la necesidad de contrarrestar la nueva corriente de revisión histórica que quiere seguir falseando y tergiversando la realidad de ese período tan importante y trágico de nuestra historia; revisionismo con la pretensión de deslegitimar la República para legitimar el golpe militar y la dictadura.
Por otro lado, complementando ese revisionismo, la reflexión también es importante por las políticas marcadas por la extrema derecha y aceptadas por la derecha extrema de retroceso en cuanto a la memoria democrática y la valoración positiva que vienen realizando respecto a la dictadura. Esta política tiene actualmente su concreción en la eliminación de las leyes autonómicas de memoria democrática (Aragón, Comunidad Valenciana y Castilla y León) por otras de “concordia”, apelando a la igualdad de todas las víctimas sin considerar que las víctimas de los vencedores tuvieron todas ellas su reconocimiento y reparación(1); sin embargo, falta la justicia y la reparación de las decenas de miles de asesinados y represaliados que aún no han sido reconocidos ni tampoco exhumados de las cunetas. España no necesita concordia, sino memoria, verdad, justicia y reparación1. Los que hablan de concordia ahora son los que siguen considerando que la República fue un error gigantesco, el franquismo el mejor período político del s. XX, los que justifican de una u otra manera el golpe de Estado del 1936.
El golpe militar tenía claro el establecimiento de una dictadura militar desde antes de iniciarse. Franco recogía la idea del general Mola cuando decía que la reconstrucción de España “hemos de iniciarla exclusivamente los militares: nos corresponde por derecho propio”(2)
(1). “No hay concordia sin memoria”. Declaración de historiadores de Castilla y León. Ver en https://conversacionsobrehistoria.info/2024/04/03/no-hay-concordia-sin-memoria-declaracion-de-historiadores-de-castilla-y-leon
(2). Cit. Fontana, J. (1986) España bajo el franquismo. Barcelona, Crítica
Algunos mitos y falsedades sobre la República y el golpe de Estado(3)
Me centro en estos tres:
– el golpe militar lo presentaban (y presentan algunos sectores de la extrema derecha) como una hazaña heroica de lucha por la Patria frente a la Clase; como decía Pemán, “las masas son cortas de vista y sólo perciben los colores crudos: negro y rojo”(4); una hazaña en línea con otras ampliamente ensalzadas: Pelayo, el Cid, los Reyes Católicos…, que tanta actualidad tienen para esos sectores;
– “una Cruzada contra el comunismo, para salvar la religión, la patria y la familia” (obispo Pla y Deniel, septiembre de 1936),(5); una lucha de “España y la anti–España, la religión y el ateísmo, la civilización cristiana y la barbarie”, como informaba al futuro papa Pacelli el cardenal primado de la Iglesia en España(6);
– una “Guerra de Liberación” contra el comunismo, lo que en realidad era una respuesta de la oligarquía, los monárquicos y las derechas contra la transformación reformista de la República. La realidad era que las Cortes tuvieron una enorme presencia de socialistas (115 diputados, sobre todo de las zonas del sur latifundista) y de republicanos,; las derechas no republicanas solo 50 diputados, pero muy identificados con el latifundismo, la religión y el orden. Y tres mujeres, Clara Campoamor, Margarita Nelken y Victoria Kent, con una gran influencia en los debates sobre el voto a las mujeres.. El Partido Comunista sólo consiguió 17 diputados. Para los golpistas y fascistas la guerra española tuvo una perspectiva marcada por la guerra colonial en Marruecos.
Dictadura y represión
La defensa de los intereses de las clases reaccionarias frente a las reformas de la República y apoyadas en los mitos que generaron fueron el móvil del golpe de Estado, la guerra y la brutal represión durante la guerra y los 40 años posteriores; guerra que algunos historiadores consideran que duró hasta 1948 por toda la carga represiva contra los “desafectos” a la dictadura. Es necesario recordar los datos de muertos y asesinados que indiscutiblemente hay que adjudicar al golpe de Estado y la represión franquista(7):
1) los muertos en combate: entre 150.000 y 200.000, de los que tres quintas partes eran del campo republicano;
2) 155.000 asesinados en la retaguardia, cien mil en la zona franquista y 50.000 en la zona republicana, a los que se suman los más de 30.000 asesinados en la posguerra franquista;
3) en torno a 346.000/380.000 muertes por sobre mortalidad en el trienio de la guerra y respecto al periodo anterior, por enfermedades, hambrunas…;
4) podemos considerar que unas 700.000 personas murieron por el golpe militar y la dictadura;
5) hay que destacar, pues se ha olvidado y muchas veces ocultado, cómo se cebó la dictadura contra las mujeres, por lo que podemos hablar de las “manadas de Franco” que provocaron asesinatos, violaciones, robos de bebés y propiedades, estigmatización…, lo que significaba una revictimización de las mujeres(8);
6) los miles de presos políticos en cárceles y campos de concentración, obligados para trabajos de encumbramiento del régimen franquista;
7) Moradiellos contempla, además, el descenso de la natalidad con una estimación de medio millón de niñas y niños “no nacidos” durante la guerra; el enorme número de exiliados (unos 734.000 de manera temporal y unos 250.000 de forma permanente), así como los más de 30.000 niñas y niños expatriados acogidos en diversos países.
Todo esto anula los mitos “fundacionales” del golpe de Estado y de la dictadura franquista y deja claro que los intereses de las clases oligárquicas y el fascismo fueron acabar con las reformas y el progreso de la democracia republicana.
Cuando acabó la guerra no llegó la paz, llegó la victoria con sus manadas y su represión criminal.
(3) Véase “Diez falsos mitos sobre la dictadura franquista”. (2013) Fco. Sánchez Pérez (ed.), Crítica 2013.
(4) Cit. Moradiellos, E. (2016). La Guerra Civil española. Madrid, Turner, p. 22.
(5) Fontana, J. p. 14
(6) Cit. Moradiellos, op. cit., pág. 23.
(7) Véase Moradiellos, op. cit., p. 275–276.
(8) Véase Martín–Consuefra Martín–Fontecha, M. Dolores. (2021). Las manadas de Franco: memorias sobre la feminización de la represión franquista. En Sufrimiento social y condición de víctima: retos sociales, políticos y éticos. J.A. Zamora (ed.). Antrhopos.
Selección de algunos libros, artículos y vídeos sobre la II República y el franquismo
Libros:
La Segunda República: de la fiesta popular al golpe de Estado. Julián Casanova
Violadas, rapadas, asesinadas: la represión a las mujeres durante el franquismo. Natalia Junquera
España bajo el franquismo. Josep Fontana (Crítica, 1986)
La Guerra Civil española. Enrique Moradiellos (Turner, 2016)
El éxodo de Málaga a Almería. María Jesús Orbegozo (El Mono Libre, 2024)
Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio. Paul Preston (Debolsillo, 2023)
El holocausto español. Paul Preston (Debolsillo, 2023)
El abismo del olvido. Paco Roca y Rodrigo Terrasa
La Naturaleza del franquismo. Sergio Vilar (Península, 1977)
Artículos:
«Mitos y verdades de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco.» Julián Casanova
«Violadas, rapadas, asesinadas: la represión a las mujeres durante el franquismo.» Natalia Junquera
«Dignidad y libertad para las mujeres.» Ximo Estal Lizondo
«La guerra civil española (1932–1952): una reinterpretación.» Jorge Marco
«Las manadas de Franco: memorias sobre la feminización de la represión franquista. En Sufrimiento social y condición de víctima: retos sociales, políticos y éticos. Represion contra las mujeres en la guerra civil y dictadura»
«Memoria democrática: 15 catedráticos depurados.» Juan Moreno Preciado
«Diez falsos mitos sobre la dictadura franquista.» Fco. Sánchez Pérez (ed.), Crítica 2013
«La Guerra Civil, vista a través de los dibujos de los niños que la sufrieron.» Pablo Cantó
«El patronato de la mujer.» María Palau
Videos:
Pasado incómodo e infame: la represión en la dictadura de Franco. Julián Casanova (vídeo)
La Segunda República. Julián Casanova (video)
La guerra dibujada. Xavier Cortés y Amanda Gascó,
Levántate el mandil. María Dolores Martín Consuegra Martín–Fontecha y Almudena Sánchez–Rey López
Tierra de España (Spanish Earth, 1937). Joris Ivens
Pelonas. Laly Zambrano y Ramón de Fontecha
Museo Virtual de la Guerra Civil española
Centro para la Investigación y la Memoria de los Crímenes de Género: Mujeres, Memoria y
Justicia
Rejas en la memoria. Manuel Palacios (dir., vídeo)
Pantalones a la luna. Paula García–Pozuelo (dir.; documental histórico sobre la “Desbandá”)