Mª Teresa Ayllón Trujillo
Reflexionar sobre la Historia es una necesidad reconocida y la sociedad española se polariza, al parecer, entre una juventud que no sabe definir lo que es dictadura y dice no saber nada de repúblicas ni de franquismo y otra fracción de juventud que está muy interesada y busca, en medios audiovisuales y a veces incluso en libros, respuesta a preguntas salidas de su propio entorno y también a las preguntas filosóficas y antropológicas que todas las generaciones nos hemos hecho ¿Quienes somos? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El pasado viernes (12 de abril 2024) se inauguraron las Jornadas Infancia y Mujer en la II República y el franquismo con la exposición “La guerra vista por los niños ¡Y además dibujan!”, muestra de dibujos infantiles (6 a 14 años) realizados en las Colonias que organizó el Gobierno de la República para proteger a la infancia de los sistemáticos bombardeos que cada día aviones alemanes realizaban sobre Madrid. Las maestras y maestros de aquellas brigadas de supervivencia supieron ver la importancia de lo que aquellas criaturas estaban representando y guardaron como un documento aquellas láminas coloreadas de las experiencias terribles que habían vivido, el deseo de volver a juntarse con sus familias y muchos datos más. Se expusieron primero en Valencia y luego en varios países europeos y americanos. El Comisario de la exposición, Vladimir Merino Barrera condujo la visita y la historiadora Gloria Martínez Dorado explicó la importancia de dibujar para soltar un dolor difícil de expresar, hacer el duelo del terror y de la separación familiar, el valor social de la acogida solidaria y la fortaleza de una sociedad que confiaba en que otras familias protegieran a sus niños cuando ya no podían ofrecerles seguridad. Madrid fue bombardeada sistemáticamente: escuelas, hospitales, ambulancias ametralladas y la población civil fue, por primera vez, el objetivo; por eso se llamó a la Guerra Civil Española la primera guerra moderna.Un magnífico documental -La guerra dibujada- dio voz a una decena de niñas y niños refugiados de la guerra y dibujantes de aquellas láminas como un juego. En la Biblioteca Nacional de España se custodian más de 1.100 dibujos, de los cuales hemos tenido noticia por la investigación de Vladimir Merino, hijo de una niña refugiada en la URSS. Silencio inexplicable porque en otros países se usaron algunos de aquellos dibujos para hacer exposiciones y recoger solidaridad con el Gobierno legítimo de la República quien organizó la resistencia sin apoyo oficial de los países colindantes, pese a hallarse reunidos en la Sociedad de Naciones (luego Naciones Unidas). Muchas emociones provocaron esos dibujos (que podrían ser de Gaza hoy), sí, pero emociones restauradoras al verlos rescatados del olvido.
El sábado, de la mano de Laura Branciforte Mazzola, Historiadora Profª de la Univ. Carlos III nos habló de sus estudios sobre“El papel de las mujeres en el Socorro Rojo y la asistencia a la infancia”. Sorprendió que buena parte de la asistencia a las Jornadas no había oído hablar del Socorro Rojo Español (SRE) ni del Socorro Rojo Internacional (SRI) y, quienes lo habíamos conocido sabíamos muy poca cosa. Eso habiendo sido un movimiento de solidaridad que se
organizó en 1923, bajo la dictadura del General Primo de Rivera. Tuvo un papel importante en la huelga minera y tras la represión de Asturias que dejó miles de huérfanos se convirtió en un poderoso movimiento social que emitió incluso carnets, los cuales, a la postre, sirvieron de excusa para fusilar o apresar a sus titulares. Ya en 1927 tenía más de 2.800 personas afiliadas, en su gran mayoría mujeres. Entre sus iniciadoras estaban Encarnación Puyola Mires (Huesca 1907) que murió exiliada en México en 1962, Aida y Maruja de la Fuente, hermanas asturianas apresadas, torturadas y asesinadas tras el Golpe. La italiana Tina Modotti (1898-1942) fotógrafa de fama, modelo y artista que se unió al Socorro Rojo Internacional y vino a España en el 36. También Matilde Landa, Flor Cernuda, Teresa León y otras notables intelectuales inscritas en el SRE. Este movimiento femenino casi en su totalidad dio visibilidad a la presencia y protagonismo de las mujeres, que empezaron a ser representadas en los carteles, siempre en funciones auxiliares ¡claro!: enfermeras, cuidadoras, maestras,… El Socorro Rojo sin duda empoderó a muchas pese al machismo imperante en la sociedad de una u otra ideología que negaba su presencia, ninguneaba sus méritos incluso después de la guerra, de ser torturadas, asesinadas y victimizadas de todas las maneras posibles.
Esta información la complementó María Dolores Martín (Antropóloga investigadora del CSIC) en su ponencia “Las manadas de Franco. Memoria sobre la feminización de la represión franquista” donde nos expuso la dificultad de hacer el duelo por lo sufrido de aquellas mujeres víctimas de vejaciones, humillaciones y torturas. Había formas específicas de tortura para las
mujeres y además debían convivir con sus violadores, con quienes las habían rapado y paseado por las calles tras darles aceite de ricino, medio desnudas y con el cartel “POR PUTA” y tantas vilezas más. Sin embargo sus familias, sus compañeros, sus apoyos… acostumbraban a decir “Esas cosas no se cuentan… Eso mejor que no se sepa… Los trapos sucios se lavan en casa…” y tantas otras consejas como puñales que cosieron sus bocas pero que no quieren morir con el recuerdo clavado y M.ª Dolores está recogiendo sus testimonios para una Memoria Histórica que restaure de alguna manera a estas mujeres. “Cuando pasó lo de Pamplona, la brutal violación grupal de la Manada me di cuenta que es lo mismo que salía de los testimonios de aquellas mujeres rurales abusadas, humilladas y violadas impunemente, por ser hijas, hermanas o viudas de rojos ¡Y teniendo que ver en su pueblo a los perpetradores tan tranquilos!” dice Dolores. Algunos de estos testimonios se proyectaron en “Pelonas”, corto cinematográfico de Laly Zambrano y Ramón de Fontecha y en “Levanta el mandil”, documental impresionante, producido en 2017, que recoge testimonios de mujeres y niñas violadas reiteradamente durante años, en guerra y postguerra.La presentación de tres libros y un paseo por “El Madrid de la República”, poniendo paisaje al contexto histórico de una parte de las aportaciones, cerraron bellamente las Jornadas.
-“Breve historia de los libros prohibidos … y quemados” de Vladimir Merino Barrera, nos habla de la censura y la obsesión histórica por quemar los libros y las bibliotecas, desde la Antigüedad hasta nuestros días.
-“El círculo imborrable” de Santos Jiménez trata de un pueblo visto por el autor, quien fue un niño que creció rodeado de
víctimas, victimarios y testigos de fusilamientos y vejaciones múltiples, supervivientes dramáticos de algunos de estos episodios y que siempre ha sabido -¡porque se sabe!- en qué precisa cuneta está su abuelo tirado con otros muchos fusilados. Otros testimonios en primera persona se apoyan mutuamente en este documento. Y a pesar de todo tiene poesía.
-“El Éxodo de Málaga a Almería” de M.ª Rosa Ánega -no previsto pero presentado por su oportunidad al abundar en las informaciones y datos vertidos estos días- recoge testimonios de protagonistas de la Espantá de Málaga a Almería. Crimen brutal masivo (unos 150.000 desplazados y 5.000 muertos ametrallados por los aviones nacionales) que hasta hace muy poco era ampliamente desconocido.España, dicen, es el país del mundo con más desaparecidos y con más bebés robados y también con menos voluntad de restaurar a las víctimas ni de establecer la verdad en nuestra historia. Agradecemos por ello todos los esfuerzos de quienes están trabajando en recoger nuestra memoria, por alcanzar justicia y reparación. Otros países han podido elaborar juntos este duelo y salir reforzados como sociedad ¿Podremos llegar a hacerlo en la nuestra? ¿Lograremos sanar las heridas de la Guerra Civil? Será tema tal vez de próximas jornadas ¡Y de mucha reflexión!